El acoso, por su significado original, implica persecución sin tregua. Es un término que remite a la caza o la guerra, y refleja muy bien la experiencia de quien lo sufre: una sensación de desgaste constante, sin escapatoria y con un impacto profundo en su bienestar físico y emocional.
El colapso de la víctima puede presentarse como ansiedad, ataques de pánico, autolesiones o, en los casos más extremos, suicidio.
¿Qué es el acoso?
Tanto en la escuela como en el trabajo, el acoso es una conducta sistemática y repetida que busca humillar, intimidar o dañar a una persona o grupo. No debe confundirse con discusiones o conflictos puntuales: aquí hay intencionalidad y continuidad.
Sus consecuencias pueden afectar la autoestima, el rendimiento académico o laboral, la vida social y la salud mental de quien lo sufre.
Aquí que les comparto este audio para ampliar más el tema:
Tipos de Acoso
- Físico: golpes, empujones, daño a pertenencias.
- Verbal: insultos, burlas, amenazas.
- Social: aislamiento deliberado, difusión de rumores, humillación pública.
- Sexual: insinuaciones, comentarios ofensivos, tocamientos no consentidos.
- Cibernético: uso de redes sociales o dispositivos digitales para acosar, humillar o difundir información privada.
¿Cómo es el perfil del acosador?
En la escuela, los acosadores suelen ser niños o adolescentes que necesitan ayuda para comprender y manejar sus emociones. Algunas señales frecuentes:
- Agresividad y poca tolerancia a la frustración.
- Falta de supervisión adulta o límites confusos.
- Experiencias familiares de violencia o falta de afecto.
- Creencias que normalizan la violencia como forma de resolver conflictos.
- Influencia de pares que refuerzan la conducta.
¿Cómo se percibe a la víctima?
Las víctimas de acoso suelen compartir características:
- Ser percibidas como «diferentes» (por aspecto físico, cultura, religión, orientación sexual, habilidades).
- Parecer vulnerables o con pocas herramientas para defenderse.
- Tener pocas redes de apoyo o ser recién llegados a un grupo.
- A veces, ciertas condiciones (como el TDAH) pueden hacer que un niño sea víctima y, a la vez, reproduzca conductas agresivas.
¿Qué podemos hacer?
Depende de nuestro rol, pero siempre podemos intervenir:
✔️ Hablar del tema: en casa, en la escuela, en el trabajo. Informar y sensibilizar.
✔️ Educar: fomentar empatía, respeto y habilidades sociales.
✔️ Fortalecer a la víctima: ayudarle a poner límites, mantener la calma y pedir ayuda.
✔️ Ayudar al acosador: entender la raíz de su conducta, proponer conductas alternativas, entender que también sufre, establecer límites claros y fomentar la responsabilidad y asunción de las consecuencias.
✔️ Denunciar y acompañar: utilizar los canales de denuncia y ofrecer apoyo a quien sufre.